El archipiélago de
San Blas, en Panamá, es el ‘paraíso kuna’. Claramente amenazado por el nivel
del mar debido al calentamiento global y la contaminación de algunos países, en
este territorio isleño (365 islas e islotes -dicen-) habitan los indios ‘kuna’ de la misma forma en que sus antepasados
lo hicieron, negociando cocos y pescando cangrejos y langostas a bordo de canoas
de madera con velas talladas por sus propias manos, llamados"cayucos", embarcaciones que tratan con mimo y decoran con cariño (primera
fotografía).
Aunque ahora esta
verdad es relativa pues el turismo, aparentemente sostenible, les deja buenos
ingresos a estos indígenas que han sabido conservar sus tradiciones y
resistirse a ser absorbidos, incluso por el propio Panamá que les ha
otorgado una gran autonomía.
Tres inquietos días pasó allí el viajero insatisfecho.