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9 de diciembre de 2012

Paraíso kuna

El archipiélago de San Blas, en Panamá, es el ‘paraíso kuna’. Claramente amenazado por el nivel del mar debido al calentamiento global y la contaminación de algunos países, en este territorio isleño (365 islas e islotes -dicen-) habitan los indios ‘kuna’ de la misma forma en que sus antepasados lo hicieron, negociando cocos y pescando cangrejos y langostas a bordo de canoas de madera con velas talladas por sus propias manos, llamados"cayucos", embarcaciones que tratan con mimo y decoran con cariño (primera fotografía).
Aunque ahora esta verdad es relativa pues el turismo, aparentemente sostenible, les deja buenos ingresos a estos indígenas que han sabido conservar sus tradiciones y resistirse a ser absorbidos, incluso por el propio Panamá que les ha otorgado una gran autonomía.
Tres inquietos días pasó allí el viajero insatisfecho.


Copyright © By Blas F.Tomé 2012

12 de marzo de 2011

La isla de las estrellas

En el archipiélago de San Blas (Panamá) había cientos de islas, algunas habitadas, otras no. Una mañana, este mochilero y otros más, que el camino puso delante, organizaron una comunitaria visita a varias de ellas. Todas ellas, territorio kuna.
Desde que fuera declarada la zona Kuna Yala, con el actual estatus de comarca indígena, es prácticamente una nación independiente dentro del país (para entrar controlaban el pasaporte aunque sin añadir ningún tipo de sello en él). Los kunas viven de los recursos naturales de las islas, de la venta de cocos, de la venta de marisco y, más recientemente con el turismo, de la venta de artesanía.
- ¡Visitemos la ‘Isla de las estrellas’!, dijo el kuna que guiaba al grupo en su lancha.
Deshabitada; solitaria; con visibles efectos de fuerte brisa en sus enmarañadas ramas; naturaleza virgen,…, todo un compendio de vida en aquel diminuto paraje/isla plagado de belleza.
A escasos metros de la orilla, en plena playa de arena blanca y salvaje, se veía a escasa profundidad multitud de pequeñas estrellas.
Y, entonces, aquella guapa alemana/colombiana -que se decía alemana pero que hablaba un español mezclado de sonoridades colombianas- con cierta inocencia y ternura, no exenta de rabiosa sensualidad, se quitó sus telas de arriba y, con gracia y amplia sonrisa, mostró a todos (‘Que no me vea el ‘kuna’, dijo) la belleza de dos estrellas estratégicamente colocadas, fuera de su habitual fondo marino.
Una de ellas murió.
Pero........ ¿quién hubiera podido resistir aquel discreto arrullo?
¿Lo hubiera hecho el viajero insatisfecho?.

Copyright © By Blas F.Tomé 2011

16 de enero de 2011

'Un paraíso' / Panamá

Indio kuna, con la camiseta del Barcelona.

"Un paraíso”, le dijo al mochilero un veinteañero indio, melenudo (con ese pelo negro y lacio que caracteriza a los indios precolombinos), guapo, sonriente y agradable, mientras le repasaba, suavizaba y acariciaba las carnes a una joven canadiense. “Un paraíso”, repitieron al unísono. Componían una pareja simpática.
Y utilizaron el término “paraíso” para referirse a las islas de San Blas (Panamá). Eso le animó al viajero insatisfecho en la decisión de embarcarse en el trayecto de conocer el archipiélago. Más tarde pensó que el “paraíso” era el que habían alcanzado ambos jóvenes después -seguro- de unos tragos, y quién sabe qué más, a muy altas horas de la madrugada; casi amaneciendo en Panamá City.
El trayecto en barca a la zona, un suicidio, por la nueva vía abierta, después de que las lluvias torrenciales y corrimientos de tierra cerraran el ya clásico camino de acceso hacia el pequeño embarcadero. Con la mar picada y embravecida, un pequeño bote para pasear turistas, no parecía la mejor manera de atravesar una zona de mar abierta y denso oleaje, donde el Atlántico pegaba fuerte, cabreado e inconsciente.
El archipiélago San Blas como protegido por los dioses del Olympo (y del oleaje maldito, claro) era un remanso de paz. Ya en su interior, encuentre donde se encuentre el viajero, siempre tendrá varias islas a la vista. Atomizadas islas (365 dice el libro-guía), auténticos palmerales, 'paraíso' de mochileros y, lo principal, hogar de los kunas, uno de los pueblos originarios de Centroamérica que mantiene aún su identidad y sus seculares tradiciones.
Cada kuna o familia, propietario de su isla, organiza su vida rodeado de agua-sin-fin.
Toda una delicia.